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Thiago Almada: la joya que cruzó el continente con el oro en la mochila

  • Foto del escritor: ZonaMLS
    ZonaMLS
  • 21 jul
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 22 jul

Desde Fuerte Apache hasta la MLS, Thiago Almada eligió un camino distinto, se convirtió en campeón del mundo y redefinió lo que significa triunfar lejos de Europa.

Hay trayectorias que se escriben con goles, otras con títulos. Pero hay algunas que se escriben con coraje. La historia de Thiago Almada es de esas. Es la historia de un pibe de Fuerte Apache que soñó con ser futbolista y terminó levantando la Copa del Mundo. Pero también es la historia de un joven que eligió un camino distinto: el de crecer lejos de las luces tradicionales de Europa, apostando por una liga en expansión, y dejando una huella que va mucho más allá de los números.


Cuando llegó a Atlanta United en febrero de 2022, muchos lo miraron con cierta extrañeza. ¿Qué hacía uno de los talentos más prometedores del fútbol argentino en la MLS? ¿Por qué no seguía el camino habitual de cruzar directamente al Viejo Continente? Pero Almada sabía lo que hacía. Sabía que, en Estados Unidos, tenía la posibilidad de jugar, de desarrollarse, de liderar. Y no se equivocó.

Imagen: Atlanta United FC
Imagen: Atlanta United FC

En sus primeros meses, fue figura indiscutida. Goles, asistencias, regates imposibles. El típico desequilibrio criollo, la pausa exacta, la pegada precisa. Rápidamente se convirtió en el motor del equipo, en el jugador que todos querían ver. Con apenas 21 años, era la gran esperanza del club y una de las caras visibles de una liga que empezaba a transformarse.


Y entonces llegó diciembre de 2022. Argentina estaba en plena preparación para el Mundial de Qatar y un imprevisto le abrió una puerta impensada: Lionel Scaloni lo convocó a último momento para sumarse a la Selección. Muchos pensaron que iba solo para acompañar. Pero Thiago lo vivió de otra forma. Se calzó la celeste y blanca, se integró como si estuviera desde siempre, y terminó alzando el trofeo más deseado. Así, se convirtió en el primer jugador activo de la MLS en salir campeón del mundo. Un antes y un después.


Pero el Mundial fue solo una postal más en su recorrido. Lo verdaderamente impactante es lo que construyó día a día en Atlanta: una forma de jugar, una forma de liderar, una forma de representar. Con Thiago, la MLS dejó de ser una liga de retiro para estrellas y pasó a ser también una liga de llegada para jóvenes con hambre, con talento, con historia.


Almada no se olvida de dónde viene. En cada declaración, en cada festejo, en cada foto que comparte, hay algo de Apache, algo de Vélez, algo de barrio. Y esa identidad no se negocia. Porque por más que lo buscaban de Europa, él nunca quiso apurarse. Supo que el crecimiento no siempre está donde todos miran. A veces, está donde nadie se anima a ir primero.


Hoy, Thiago Almada no es solo un gran jugador. Es símbolo de una nueva camada de futbolistas argentinos que ven en la MLS una oportunidad real, seria y desafiante. Que entienden que hay otros caminos hacia el éxito. Que saben que también se puede brillar desde el otro lado del continente.

Y lo más lindo es que, con apenas 23 años, su historia recién empieza.

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