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Hernán López Muñoz: talento de herencia, historia propia

  • Foto del escritor: ZonaMLS
    ZonaMLS
  • 21 jul
  • 2 Min. de lectura

Sobrino de Maradona, sí. Pero sobre todo, un pibe que quiere dejar su propia huella en el fútbol. Después de romperla en Godoy Cruz, Hernán eligió cruzar de continente y buscar nuevos horizontes en la MLS, con la pelota como guía y los sueños intactos.

En un país como Argentina, donde el fútbol lo es todo, llevar el apellido Maradona no es cualquier cosa. Para muchos, sería una carga. Para otros, una sombra. Para Hernán López Muñoz, en cambio, fue siempre un faro. Una conexión familiar con la leyenda más grande de todas, pero también una inspiración para ser él mismo, a su manera, con su estilo, con su historia.


Hernán nació en Villa del Parque, pero su fútbol empezó a hablar por él en las divisiones inferiores de River Plate. Allí se fue haciendo lugar, con el mismo fuego en los ojos que tenía su tío abuelo, pero con una manera de jugar distinta. Más moderno, más escurridizo, con una zurda capaz de inventar lo inesperado. Su debut en Primera fue en 2019, justo con Gallardo como entrenador, en un partido contra Tigre donde metió un gol y se animó a mostrar lo que tenía.


Pero el camino en River fue cuesta arriba. Con un plantel cargado de figuras, le costó encontrar minutos. Así fue que decidió salir a buscar su lugar en el mundo. Primero fue Central Córdoba, luego Godoy Cruz, donde finalmente explotó. En Mendoza, López Muñoz encontró lo que todo futbolista necesita: continuidad, confianza y libertad para jugar. Se convirtió en una de las revelaciones de la liga, con goles, asistencias y jugadas que hablaban de alguien diferente.


Y entonces, cuando muchos pensaban que su destino estaba en Europa, apareció la MLS.

San Jose Earthquakes se lo llevó a comienzos de 2024, apostando por su desequilibrio, su frescura y su potencial a futuro. Y él no dudó. Porque entendió que el fútbol no siempre es una línea recta. Que el éxito no siempre pasa por el mismo camino. Que en Estados Unidos hay una liga en crecimiento que empieza a mirar al talento sudamericano con otros ojos. Y que, como Thiago Almada, como tantos otros, podía ser parte de eso.

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Hernán llegó a la MLS con algo claro: no vino a ser “el sobrino de”, vino a construir lo suyo. A dejar de ser promesa y transformarse en realidad. A demostrar que, aunque la sangre pese, lo que vale es lo que uno hace dentro de la cancha. Y él, dentro de la cancha, habla un idioma universal: el del fútbol de potrero, el del pase filtrado, el de la gambeta atrevida, el de la zurda educada que puede definir un partido.


San Jose lo recibió con los brazos abiertos, y la liga ya empieza a entender por qué. López Muñoz representa una generación que no le teme a los cambios, que se anima a salir del molde y apostar por algo nuevo. Su historia recién comienza en tierras norteamericanas, pero lo que tiene para dar parece no tener techo.


Porque aunque comparta sangre con un legendario, Hernán ya no necesita presentaciones. Su fútbol habla solo.

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